Copa menstrual: cuando la sostenibilidad también se mete en tu útero
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Toggle¿Sabías que usamos unas 11.000 compresas y tampones a lo largo de nuestra vida fértil?
Sí, la basura menstrual da para llenar una maleta de cabina cada año. Y no precisamente con souvenirs.
Por suerte, hay formas de hacer las cosas diferente. La copa menstrual no es nueva, pero está viviendo su era dorada. Más que una moda, es una decisión con impacto: menos residuos, menos gastos, más control sobre tu ciclo.
¿Te genera dudas? Bienvenida al club. Cambiar lo de toda la vida (por incómodo que sea) no es cosa de un solo clic. Por eso, esta guía no es solo para “convencerte”, sino para que entiendas cómo funciona, cómo se cuida y por qué podría ser lo que tu menstruación lleva tiempo pidiendo.
¿Lista para dejar de tirar y empezar a elegir? Vamos a eso.

Impacto ambiental y económico de la copa menstrual
Spoiler: tu ciclo no tiene por qué generar basura ni vaciar tu billetera.
En un mundo que pide a gritos más sostenibilidad (y menos envoltorios de un solo uso), mirar el impacto de lo que usamos cada mes ya no es activismo extremo: es lógica. Por eso, ponemos la lupa sobre la copa menstrual, analizando su efecto real sobre el medioambiente, tu bolsillo y tu cuerpo.
Análisis del ciclo de vida del producto
O lo que pasa cuando haces una inversión inteligente… y te dura una década.
La copa menstrual está hecha, en su mayoría, de silicona médica o látex: materiales duraderos, hipoalergénicos y con baja demanda de recursos. A diferencia de los productos desechables, que necesitan ser fabricados, transportados y tirados cada mes, una copa bien cuidada puede acompañarte durante hasta 10 años. No hay más misterio: lo reutilizable gana por goleada.
Comparación de costos a largo plazo
Tu menstruación puede salirte cara… o simplemente salirte bien.
Te lo ponemos fácil con números. Esto es lo que cuesta sangrar durante una década:
| Producto | Costo inicial | Costo total (10 años) |
|---|---|---|
| Copa menstrual | 20–30 € | 20–30 € |
| Tampones | 4 €/mes | ~480 € |
| Compresas | 5 €/mes | ~600 € |
Sí, esa diferencia de hasta 580 € podría ser un viaje, una bici nueva, o ese abrigo que «ibas a ver si bajaba en rebajas». Tú eliges.
Reducción de residuos menstruales
Tu flujo no debería generar más plástico que tu cocina.
Los datos son claros. Una sola mujer puede generar:
300 productos menstruales desechables al año
150 kg de residuos durante su vida fértil
1.500 toneladas de basura si lo multiplicamos por una ciudad mediana
Con una copa menstrual, esos números se desploman. Su impacto ambiental equivale al 0,4 % de los residuos que generarías usando toallas sanitarias. Y como bonus track, se gasta muchísima menos agua en su fabricación que en la producción constante de tampones y compresas. Tu útero y el planeta, en modo win-win.
Guía completa de uso y adaptación
No es magia. Es anatomía, práctica y un poco de paciencia.
Cambiar a la copa puede dar respeto, sí. Pero el proceso es más sencillo de lo que parece cuando tienes la info correcta. Te lo explicamos paso a paso.
Elección de la talla
Spoiler: no va de “mucho” o “poco flujo”, va de conocerte.
| Tu situación | Talla sugerida |
|---|---|
| Menor de 30 y sin partos | Talla S |
| Mayor de 30 o con parto vaginal | Talla L |
| Suelo pélvico fuerte / deportista | Considera S |
Técnicas de inserción y extracción
Cuerpo limpio, manos limpias, cero drama.
-
Lava bien tus manos
-
Dobla la copa (en C o en V)
-
Busca una posición cómoda (cuclillas, sentada, una pierna en la bañera…)
-
Inserta la copa en dirección al cóccix
-
Gira suavemente la base para verificar que se ha abierto y creado el sellado
Período de adaptación: todo empieza con un ciclo (o cuatro)
Lo normal: que no sea perfecto al principio. La adaptación suele tardar unos 3–4 ciclos, y eso está bien. Durante este tiempo, prueba con estos tips:
Practica antes de que empiece tu regla
Usa un protector por si acaso los primeros días
Si cuesta sacarla, respira y relaja el suelo pélvico
Comprueba el vacío tirando con suavidad del tallo
Importante: si al tirar del tallo sientes resistencia, está bien colocada. Si no, reajusta con calma. El cuerpo no es un reloj suizo: necesita que lo escuchen, no que lo apresuren.
Beneficios para la salud íntima
Más allá del reciclaje: tu microbiota también te lo agradece.
A diferencia de los tampones, que absorben (y con eso se llevan también tu humedad natural), la copa menstrual simplemente recoge. Resultado: tu flora vaginal se mantiene en su sitio, el pH no se altera, y la sensación de confort es mucho más constante.
Y si quieres que tu flora vaginal siga en modo zen incluso durante la regla, puedes reforzarla desde dentro.
Actifemme® Óptima, con su triple acción probiótica, ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota vaginal y el pH fisiológico, reduciendo el riesgo de irritaciones o infecciones después del ciclo. Porque cuidar tu zona íntima también puede ser sostenible… y con evidencia científica.
Pero volviendo a la copa menstrual, su silicona médica es biocompatible: no deja residuos, no irrita, no reseca, y no genera microtraumas ni altera el equilibrio de bacterias buenas.
Compatibilidad con actividad física
Tu copa, tus reglas. También en la pista, en la esterilla o en el agua.
La experiencia lo confirma: la copa menstrual no solo aguanta el ritmo, lo acompaña. Con hasta 12 horas de protección continua, es una aliada confiable para cualquier tipo de ejercicio, desde los más suaves hasta los que te dejan sin aliento.
Perfecta para:
- Deportes acuáticos (natación, submarinismo, ducha de última hora)
- Actividades de alto impacto (running, crossfit, tenis, lo que sea)
- Ejercicios de suelo pélvico (hola yoga, hola pilates)
- Deportes de resistencia (y ciclos intensos)
El secreto está en el efecto vacío: una pequeña succión que mantiene la copa en su sitio, sin importar cuánto saltes, corras o te estires. Así, tu estilo de vida activo no se detiene por una fecha en el calendario.
Mantenimiento y cuidados específicos
Tu copa no es exigente, pero sí agradecida. Cuídala y te durará años.
Establecer una rutina de limpieza sencilla pero eficaz es clave para mantener la copa menstrual en óptimas condiciones. Aquí va una guía práctica, sin complicaciones ni mitos:
Limpieza diaria y esterilización
Durante el ciclo: limpieza básica con agua fría y jabón neutro
Entre usos: enjuague con solo agua fría
Final del ciclo: esterilización, hirviéndola entre 3 y 5 minutos
Tip Actifemme®: Usa siempre agua fría para la limpieza diaria. El agua caliente puede fijar manchas y olores en la silicona. No queremos eso.
Almacenamiento adecuado
Respira tranquila (tu copa también).
Guárdala en un espacio que permita ventilación. La bolsa de algodón que viene con la copa es ideal. Evita:
- Guardarla en cajas herméticas sin ventilación
- Dejarla en lugares húmedos (adiós al baño cerrado)
- Exponerla a la luz solar directa
- Usar contenedores de plástico para guardarla
- Guardarla “por si acaso” en cualquier cajón
¿Cuándo toca reemplazarla?
No es eterno, pero casi. Eso sí, hay señales que no se ignoran.
- Textura extraña (pegajosa, rugosa, demasiado blanda)
- Grietas, rasgaduras o bordes irregulares
- Manchas persistentes, aunque la laves como experta
- Olores que no desaparecen tras hervirla
- Decoloración extrema que ni la luz del día disimula
Alerta roja: Si se cae en el inodoro, fin del viaje. Por más que la hiervas, las bacterias que pueden quedar no se eliminan del todo. Cámbiala sin pensarlo.
Una copa menstrual no es solo un cambio de producto. Es un cambio de lógica
La copa menstrual no es una moda pasajera. Es una forma distinta de relacionarte con tu cuerpo. Una elección inteligente, sostenible y respetuosa, que te acompaña sin generar residuos ni incomodidades.
Con ella puedes ahorrar hasta 600 € en 10 años, reducir tu impacto ambiental y, sobre todo, olvidarte del “¿y si mancho?” mientras corres, bailas o simplemente existes.
Sí, al principio requiere un poco de adaptación —como todo lo bueno—. Pero cuando encuentras tu talla, aprendes la técnica y le coges el ritmo, llega lo mejor: libertad, confort y salud íntima que se notan a largo plazo.
Cada vez más mujeres hacen este cambio. No por tendencia, sino por sentido común. Porque cuidarnos también es una forma de cuidar el planeta que habitamos.



