Claves para eliminar toxinas y nutrir tus células
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ToggleEl avance de la tecnología ha influido de manera positiva en prácticamente todos los sectores de la sociedad, sobre todo en el ámbito de la salud. Ahora disponemos de muchos más tratamientos, así como medicación y cirugías que, entre otras cosas, han extendido la media de vida de la población.
Una de las mayores amenazas a la que nos enfrentamos es la de las enfermedades crónicas. En la mayoría de los casos son causadas por la acumulación de toxinas debido a la alimentación poco saludable y al estilo de vida sedentario. Por eso, el ejercicio es cada vez más necesario.
Fortalecer las células y decir adiós a las toxinas
En el mercado existen muchas opciones, como los fármacos sintéticos, y otras como alternativas que prometen milagros. No obstante, la realidad es que desintoxicar el organismo no es un proceso que se hace de un día para otro. Al contrario, ocupa diferentes etapas, de las que vamos a hablar aquí:
Limpiar el hígado
Seguramente ha escuchado que el hígado es el filtro del organismo. Más bien es una especie de laboratorio que se encarga de:
- Secretar la bilis.
- Filtrar la sangre y eliminar toxinas, bacterias, y otras moléculas que resultan dañinas.
El trabajo del hígado se realiza mediante dos frases distintas:
Fase de activación
Aquí se requieren de ciertas enzimas, como las vitaminas y aminoácidos, que se encargan de neutralizar o inhabilitar las toxinas. Las convierten en sustancias que riñones pueden eliminar.
Muchas veces, en este proceso también aparecen los radicales libres y es ahí donde intervienen los antioxidantes en el organismo.
Fase de conjugación
Durante este proceso, el hígado se encarga de generar los compuestos que sirven de protección. Su función es actuar sobre las toxinas que no se eliminaron durante la primera fase, encargándose de su expulsión.
Nutrientes necesarios para el hígado
Una alimentación equilibrada hará que el hígado pueda obtener las moléculas necesarias para este proceso de desintoxicación:
- Vitaminas del grupo B, C y E, especialmente necesarias para la fase de activación. Aquí también intervienen minerales como magnesio, manganeso, cobre, selenio, zinc y antioxidantes.
- Aminoácidos como la taurina, metionina, glutamina, glicina y cisteína, así como la vitamina C, B9 y B2. Estas permiten que ocurra la fase de conjugación.
Mantener un ecosistema intestinal saludable
Además del hígado, el intestino también juega un papel protagonista en el proceso de desintoxicación del organismo. Sintetiza los neurotransmisores y nutrientes, y su adecuado funcionamiento depende de que la mucosa intestinal esté en las mejores condiciones.
En los casos donde la microbiota no es la adecuada, la mucosa se irrita. Esto debilita el sistema inmune, lo que trae consigo la aparición de diferentes enfermedades, algunas de ellas bastante graves.
El consumo de fibra ayuda a mejorar las condiciones de la microbiota. Existen dos tipos: las solubles y las insolubles.
- Las fibras solubles se encuentran presentes en alimentos como ajos, plátanos, alcachofas, cebollas, entre otros. Además, propician el desarrollo de lactobacilos, e intervienen en la disminución del impacto glucémico.
- Por su parte, las fibras insolubles son las que estimulan el tránsito intestinal. Están presentes en frutas, verduras y cereales de tipo integral.
Otro agente clave en el fomento de un ecosistema intestinal saludable viene de la mano de los probióticos, presentes en alimentos fermentados.
Darles importancia a las emociones
Mantener un equilibrio emocional adecuado también influye en estos procesos. Por si no lo sabías, el estado de ánimo puede intervenir directamente sobre el funcionamiento, tanto del hígado como del intestino.
Las emociones negativas, así como el estrés o la frustración, traerán entonces consecuencias directas sobre nuestra salud. Esta situación es propicia para que los radicales libres se multipliquen.