¿Qué es la menopausia inducida o química?
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ToggleLa menopausia inducida afecta abruptamente a muchas mujeres que se someten a tratamientos médicos específicos, presentando síntomas más intensos que la menopausia natural. A diferencia del proceso gradual que ocurre naturalmente alrededor de los 51 años, esta condición puede aparecer a cualquier edad debido a intervenciones como la extirpación quirúrgica de ovarios, quimioterapia o radioterapia. Los síntomas surgen casi inmediatamente y hasta el 80% de las mujeres experimentan sofocos intensos que pueden presentarse varias veces al día.
Entendemos lo abrumador que puede resultar enfrentar esta situación, especialmente cuando viene acompañada de otros desafíos de salud. En esta guía, analizaremos las opciones de tratamiento menopausia disponibles y compartiremos estrategias efectivas para prepararte física y emocionalmente. Además, exploraremos casos específicos como la menopausia inducida por inyección y la menopausia química, proporcionando información clara sobre qué esperar y cómo manejar los síntomas. Nuestro objetivo es ofrecerte herramientas prácticas para atravesar este proceso con el mayor bienestar posible.
Qué es la menopausia inducida y por qué ocurre
La menopausia inducida, también conocida como menopausia iatrogénica o quirúrgica, se define como el cese definitivo de la menstruación causado por daño gonadal irreversible debido a intervenciones médicas específicas. A diferencia del proceso natural, ocurre cuando los tratamientos médicos afectan directamente la función ovárica, provocando un descenso brusco en la producción de hormonas femeninas, especialmente estrógenos y progesterona.
Diferencias con la menopausia natural
Mientras que la menopausia natural aparece gradualmente alrededor de los 51 años como parte del envejecimiento, la menopausia inducida puede presentarse a cualquier edad. La principal diferencia radica en su aparición: en la natural, el ovario disminuye progresivamente su función durante años; en la inducida, el cambio hormonal es repentino y dramático.
Las mujeres con menopausia inducida no experimentan la perimenopausia típica, sino que en cuestión de meses se ven inmersas en síntomas intensos. Además, el aumento de peso es mayor en estas pacientes, especialmente la grasa en el tronco, con mayor pérdida de masa muscular. A nivel cognitivo, se afectan los receptores de estrógenos en zonas cerebrales relacionadas con la memoria, atención y aprendizaje verbal.
Causas comunes: cirugía, quimioterapia, radioterapia
La ooforectomía bilateral (extirpación de ambos ovarios) es la causa más común de menopausia inducida, provocando una menopausia inmediata y permanente. Es importante aclarar que la histerectomía (extirpación del útero) por sí sola no causa menopausia si se conservan los ovarios.
La quimioterapia puede dañar los ovarios, con efectos que varían según:
- La edad de la paciente (a mayor edad, mayor riesgo)
- El tipo de fármaco utilizado
- La dosis acumulada
Por ejemplo, el 40% de mujeres menores de 40 años y el 76% de las mayores de 40 desarrollan menopausia tras la quimioterapia. Medicamentos como ciclofosfamida presentan un riesgo alto (80%) de inducir menopausia.
La radioterapia en la zona pélvica también puede causar daño ovárico, especialmente con dosis elevadas. Asimismo, terapias hormonales usadas para tratar ciertos cánceres pueden inducir menopausia por supresión de la función ovárica.
¿Es reversible la menopausia inducida?
La reversibilidad depende principalmente de la causa y la edad de la paciente. En casos de extirpación quirúrgica de ovarios, la menopausia es permanente e irreversible. Sin embargo, tras la quimioterapia o radioterapia, existe posibilidad de recuperación según la edad:
En mujeres menores de 40 años, las menstruaciones pueden volver en el 39% a 50% de los casos. Por otro lado, en mujeres mayores de 40 años, estas posibilidades se reducen drásticamente al 0-11%. Por tanto, cuanto más joven sea la mujer al recibir el tratamiento, mayores son las probabilidades de recuperar la función ovárica normal.
A pesar de no ser reversible en todos los casos, existen tratamientos para compensar los síntomas y la falta de hormonas, aunque no todas las pacientes son candidatas a estas opciones, especialmente aquellas con antecedentes de cáncer de mama o trombosis.
Síntomas físicos y emocionales más frecuentes
Los síntomas de la menopausia inducida suelen aparecer de forma inmediata y con mayor intensidad que en la menopausia natural debido a la reducción brusca de hormonas, especialmente estrógenos.
Sofocos, sudores y cambios de temperatura
Entre un 60% y 80% de las mujeres experimentan sofocos, siendo particularmente intensos en la menopausia inducida quirúrgica o farmacológicamente. Estos episodios comienzan generalmente en el tórax, ascienden hacia la cabeza y se distribuyen por todo el cuerpo. La frecuencia puede variar desde una vez al día hasta uno cada media hora, durando típicamente entre 3 y 6 minutos.
Los sudores nocturnos, que son sofocos durante el sueño, representan un mecanismo corporal para disminuir la temperatura. Estos síntomas vasomotores pueden persistir entre seis meses y tres años, aunque un 15-20% de mujeres los experimentará toda su vida.
Alteraciones del sueño y fatiga
Aproximadamente el 51% de las mujeres posmenopáusicas padecen problemas del sueño, que se manifiestan como dificultad para conciliar o mantener el sueño. La menopausia inducida hace que las mujeres sean más propensas a experimentar insomnio y microdespertares que reducen significativamente la calidad del descanso.
La falta de sueño puede desencadenar un círculo vicioso: insomnio-decaimiento-insomnio, afectando todas las áreas de la vida cotidiana y provocando irritabilidad, depresión, olvidos frecuentes e incluso mayor riesgo de caídas o accidentes.
Cambios de humor y ansiedad
Cerca de 4 de cada 10 mujeres experimentan síntomas relacionados con el estado de ánimo durante la transición menopáusica. Estos cambios incluyen irritabilidad, mal humor, llanto frecuente y dificultad para concentrarse, similares al síndrome premenstrual pero sin seguir un patrón relacionado con el ciclo menstrual.
En particular, las mujeres con menopausia inducida médicamente pueden sentirse más irritables, ansiosas o deprimidas debido a la caída repentina de los niveles hormonales. La ansiedad durante este periodo puede manifestarse como preocupación constante, tensión muscular, sudoración o náuseas.
Problemas cognitivos y pérdida de memoria
La «confusión mental» es real durante la menopausia y se refleja en problemas de memoria, concentración y atención. Múltiples estudios han demostrado alteraciones cognitivas tanto subjetivas («sigo olvidando dónde están mis llaves») como objetivas en pruebas cognitivas específicas.
En la menopausia inducida, estos efectos son más pronunciados porque se afectan los receptores de estrógenos en áreas cerebrales como el hipocampo, amígdala y neocortex, impactando la memoria, atención y aprendizaje verbal. Afortunadamente, estos problemas cognitivos suelen ser temporales y mejoran después de la transición.
Sequedad vaginal y disminución de la libido
La disminución de estrógenos provoca que los tejidos vaginales se vuelvan más delgados, menos elásticos y más frágiles, causando sequedad vaginal que puede derivar en dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). Este síntoma genitourinario aparece más tardíamente, alrededor de 5-6 años después del inicio de la menopausia.
Además, más de la mitad de las mujeres experimenta una pérdida del deseo sexual tras la menopausia, siendo este porcentaje incluso mayor en aquellas con menopausia inducida quirúrgicamente. Dos de cada tres mujeres reportan menos o ningún deseo sexual después de la menopausia, debido tanto a los cambios hormonales como a los síntomas físicos asociados.
Opciones de tratamiento para aliviar los síntomas
Para enfrentar los síntomas de la menopausia inducida, existen diversas opciones terapéuticas que deben seleccionarse según cada caso particular. Entender estos tratamientos resulta fundamental para recuperar calidad de vida durante esta etapa.
Tratamiento hormonal: cuándo se recomienda
La Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) es el tratamiento más efectivo para aliviar síntomas como sofocos, sudores nocturnos y sequedad vaginal. Se recomienda especialmente en casos de sintomatología intensa que interfiere con la vida diaria y en mujeres con menopausia precoz. Existen dos tipos principales:
- Terapia con estrógeno solo: Indicada para mujeres sin útero (histerectomizadas).
- Terapia combinada (estrógeno y progestágeno): Necesaria para quienes conservan el útero, ayuda a prevenir el cáncer endometrial.
Sin embargo, no todas las pacientes son candidatas, especialmente aquellas con antecedentes de cáncer de mama, trombosis o problemas hepáticos.
Alternativas no hormonales: fitoterapia y suplementos
Las plantas con fitoestrógenos como la soja, trébol rojo, cimicifuga y lúpulo ayudan a reducir sofocos. Para controlar el nerviosismo e insomnio son efectivas la valeriana, pasiflora, melisa y espino blanco.
Los suplementos vitamínicos también son aliados importantes:
- Vitamina C: Combate fatiga y sequedad vaginal
- Vitamina E: Alivia sofocos y sudores nocturnos
- Vitamina D y calcio: Previenen la pérdida ósea
Medicamentos para síntomas específicos
Ciertos antidepresivos han demostrado reducir la frecuencia e intensidad de los sofocos. Asimismo, para mujeres con cáncer previo existen opciones como vitamina E, clonidina, gabapentina e inhibidores de recaptación de serotonina.
Para la sequedad vaginal, los lubricantes e hidratantes vaginales representan alternativas seguras incluso para pacientes con antecedentes oncológicos.
Menopausia inducida por inyección: ¿qué esperar?
En este tipo específico de menopausia, los síntomas suelen aparecer rápidamente tras la administración. Durante el tratamiento, además de las opciones mencionadas, es fundamental mantener hábitos saludables: limitar alimentos picantes, cafeína y alcohol para reducir sofocos.
Importancia del seguimiento médico
Es imprescindible realizar visitas ginecológicas periódicas. El primer paso siempre debe ser la información completa sobre el proceso. Un seguimiento adecuado permite ajustar tratamientos, valorar síntomas emergentes y realizar pruebas como densitometrías óseas y evaluaciones cardiovasculares.
Recuerda que la menopausia no es una enfermedad sino una etapa más que, con el tratamiento adecuado, puede atravesarse con buena calidad de vida.
Cómo prepararte antes, durante y después del tratamiento
Prepararse adecuadamente antes, durante y después de un tratamiento que induce menopausia puede marcar una diferencia significativa en tu bienestar. He aquí estrategias fundamentales para manejar este proceso con mayor control.
Alimentación rica en calcio y vitamina D
Durante la menopausia inducida, las necesidades de calcio aumentan considerablemente. Las mujeres a partir de 51 años deben consumir 1200 mg de calcio diarios. Las principales fuentes son los lácteos desnatados, legumbres, espinacas, acelgas y cereales integrales. Asimismo, el pescado pequeño consumido con espina aporta calcio significativo.
La vitamina D es igualmente crucial, pues permite la correcta asimilación del calcio. El aporte recomendado es de 600 UI diarias hasta los 70 años y 800 UI después. Además de obtenerla mediante exposición solar de 15 minutos diarios, podemos encontrarla en salmón, huevos y leche fortificada.
Ejercicio físico adaptado
El ejercicio diario (30 minutos) mantiene la masa muscular, previene el aumento de peso y combate la osteoporosis. Lo ideal es combinar:
- Ejercicio aeróbico: caminar, nadar o ciclismo (150 minutos semanales a intensidad moderada)
- Entrenamiento de fuerza: 2-3 veces por semana con pesas o bandas elásticas
Un estudio publicado en Menopause demostró que el entrenamiento de fuerza durante esta etapa mejora la composición corporal y la densidad mineral ósea.
Evitar el tabaco y el alcohol
El tabaco adelanta la edad de menopausia aproximadamente 2 años y aumenta significativamente el riesgo cardiovascular. Por otro lado, el alcohol empeora los sofocos, especialmente los nocturnos, y eleva el riesgo de patologías como el cáncer de mama.
La Dra. Kling recomienda limitar la ingesta de alcohol a una copa diaria o, preferentemente, evitarlo por completo.
Apoyo psicológico y redes de apoyo
Los expertos destacan el tratamiento psicológico dentro del trabajo multidisciplinar como factor esencial para garantizar una adecuada calidad de vida. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado reducir significativamente los síntomas de ansiedad, depresión y mejorar el sueño.
Control de peso y salud cardiovascular
La menopausia inducida aumenta considerablemente el riesgo cardiovascular. El seguimiento médico regular es fundamental para controlar niveles de azúcar en sangre, colesterol y presión arterial. Además, conviene limitar el consumo total de grasas a menos del 30% del total de calorías, especialmente las saturadas.
El pescado, tanto azul como blanco, aporta ácidos grasos esenciales omega-3, muy útiles en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Finalmente, mantener un peso saludable mediante ejercicio regular evita el incremento de grasa abdominal, principal factor de riesgo cardiovascular en esta etapa.
¿Que ha que tener en cuenta?
La menopausia inducida representa, sin duda, un desafío significativo para muchas mujeres. A diferencia de la menopausia natural, esta aparece abruptamente y provoca síntomas más intensos debido a la caída repentina de hormonas. Sin embargo, es importante recordar que existen numerosas opciones para manejar esta transición.
Aunque cada experiencia es única, la mayoría de las mujeres pueden encontrar alivio mediante una combinación de tratamientos adecuados. Ciertamente, la terapia hormonal sustitutiva resulta efectiva para muchas pacientes, mientras otras se benefician de alternativas no hormonales como la fitoterapia o medicamentos específicos para síntomas concretos.
La preparación antes, durante y después del tratamiento marca una diferencia fundamental en la calidad de vida. Principalmente, una alimentación rica en calcio y vitamina D, junto con ejercicio físico regular, ayuda a proteger los huesos y mantener un peso saludable. Asimismo, evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol contribuye significativamente a reducir riesgos cardiovasculares.
El apoyo psicológico, por otra parte, desempeña un papel crucial. Lastly, no debemos subestimar la importancia del seguimiento médico regular para ajustar tratamientos y prevenir complicaciones a largo plazo.
Finalmente, recuerda que la menopausia inducida, a pesar de sus retos, puede manejarse efectivamente con la información y estrategias adecuadas. Nuestro cuerpo posee una capacidad sorprendente para adaptarse a estos cambios cuando le proporcionamos las herramientas necesarias. Por tanto, mantén una comunicación abierta con tu equipo médico y no dudes en buscar el apoyo que necesites durante esta etapa.